Encontrar inspiración para escribir no es fácil. Las musas no siempre acompañan y, aunque te mueres de ganas por escribir, esas ideas no vienen a la mente o eres incapaz de explicarlas con palabras.
El bloqueo del escritor es conocido por aquellos que se dedican a las letras. Mientras tanto, puedes consultar cómo combatir el bloqueo literario.
Te ha pasado alguna vez? ¿Qué hacer?
1. Encuentra tu lugar de escritura.
Todos tenemos uno. Puede ser en un cuaderno viejo y destartalado al que tienes mucho cariño mientras estás tumbada en la cama o puede ser en la comodidad de tu escritorio con el teclado del ordenador como fiel compañero. Depende de ti. Encuentra el lugar en el que te sientas más a gusto, sin presiones, y verás que las ideas fluyen solas. Yo, por ejemplo, suelo escribir poesía en un cuadernito entre clase y clase.
2. Apunta las ideas que tengas inmediatamente.
No las desperdicies. Si estás en la cama, a punto de dormirte, y se te ocurren dos líneas perfectas para tu capítulo, no creas que a la mañana siguiente te acordarás. Ten a mano siempre un cuadernillo o usa las nuevas tecnologías y escribe una nota en tu smartphone. Cuando por la mañana empieces a escribir, esas dos líneas que parecían tener poca importancia te ayudarán mucho a empezar con buen pie.
3. Mira a tu alrededor.
Todo escritor, antes que nada, es observador. Las ideas no vienen de la nada: se necesitan experiencias previas que ayuden a dar forma a tus ideas. Fíjate en las personas de tu alrededor, en sus vidas cotidianas: hay mil historias esperando descubrirse. Mira las noticias, lee mucho. Cuanto más sepas, más fácil te resultará conectar los puntos.
4. No temas dar rienda suelta a tu imaginación.
Quizás la idea no te convence y eres demasiado exigente contigo mismo. No seas tan perfeccionista y trabaja con lo que tienes. En la mayoría de los casos, era mejor idea de lo que pensabas. Además, las mejores ideas nacen cuando se están desarrollando otras, así que no temas dar rienda suelta a tu imaginación y dejarte llevar. Es un largo camino, y ya llegarás al destino que tenías pensado. Pero desechar otras ideas y aprender de ellas también te ayuda a llegar a esa meta.
5. Conecta elementos que no tengan nada que ver.
Una de los métodos a los que recurro cuando tengo la mente en blanco es pensar en dos objetos que, aparentemente, no tengan que ver, e intentar conectarlos. Por ejemplo, un marco de fotos y un armario.
Idea: La mujer que escondía todos los marcos de fotos en su armario porque temía a los recuerdos.
Y, aplicando el punto cuatro, quizás no es la mejor idea que puedes tener, pero te servirá para no enfríar a las musas. Así, trabajando en esa idea, quizás llegues a otra.
nereanieto
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