El hambre en la República Argentina tiene un arrastre de varias décadas, donde la solución siempre se busca pero no se descubre, quizás, porque se encuentre delante de los ojos pero no se ve posiblemente porque dejamos de usar el sentido común.
Tal vez podamos empezar por el final de la cola del sistema donde nadie llega; donde el agua, la luz, la educación y la salud todavía no se han ramificado; donde el argentino todavía habla en lenguaje originario. En ese lugar donde en el verano y en la primavera el techo es el cielo y las estrellas; donde en el invierno y el otoño las paredes no cumplen su función de protección y la lluvia entra por todos lados, donde el voto se firma con el pulgar. Pero el hambre también está en las ciudades, donde se encuentra todo y hoy, en el año 2020, a veinte minutos del Obelisco podemos ver personas que toman agua contaminada y se enferman.
Porque creo que la caridad no es la solución a largo plazo, es una ayuda del momento para este problema. Por eso me vienen a la memoria las tantas veces que, como salvavidas de plomo, íbamos a buscar con mis padres para aminorar nuestras penurias la caja del P.A.N., chapa y frazadas porque una inundación se había llevado todo, o las largas colas que algunos vecinos realizaban para que les den bonos de 25 pesos.
El hambre es nuestra gran deuda con todos los habitantes de este país pero sobre todo con los niños. Esos que en muchos barrios de la C.A.B.A. recorren las calles y los tachos de basura buscando comida o simplemente cosas que tal vez puedan vender; esos seres invisibles para una sociedad que está enceguecida con otros temas o no puede ver en el otro a un hermano argentino que no tiene para comer.
Si la decisión de resolver estos temas por parte de nuestros líderes y gobernantes, ayudados por cada habitante de este país, esa solución será posible y estaremos cada vez más cerca de comenzar a saldar la deuda que tenemos con el hambre.
Si todos tiramos para el mismo lado y priorizamos de verdad a los más vulnerables de esta sociedad, lograremos empezar a prestar atención a la urgencia de la inseguridad alimentaria.
Textual la nota publicada en argentinasinhambre.com
Oscar "Coto" Fernández cheff argentino reconocido por su humildad y sencillez y la manera solidaria y creativa de llevar adelante sus proyectos en ambientes marginales.
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