El prestigioso psicólogo Martin Reynoso hace un excelente análisis de cómo nos sentimos al finalizar el año y cómo cuidarnos del estrés
El entorno exigente: un punto de partida común
Tanto unos como otros se mueven en espacios de mucha exigencia, donde los estándares de calidad son elevadísimos y con presiones continuas en relación a logros concretos.
El tenista que tiene que mantener su ranking internacional: no sólo lo hace por una cuestión de autoestima, sino porque varios contratos importantes con marcas de primera línea pueden caerse si no permanece en la cresta de la ola.
Así le ocurre al empresario con el crecimiento sostenido de su emprendimiento: no puede relajarse demasiado en términos de esfuerzo continuo porque todo su staff depende de su perseverancia, disciplina y creatividad.
Tanto en un caso como en el otro, el sistema relacional que rodea a ambos refuerza la sensación de poder, control e importancia, sensación que en muchos casos extremos (como hemos podido observar con algunos deportistas o CEOs que se “quemaron”) produce cierta alienación o disociación del mundo habitual para entrar en una burbuja competitiva y separatista.
La mente en acción: patrones comunes
Algunas características mentales emparentan a los deportistas de alto rendimiento con personas del mundo corporativo.
Por un lado, sus mentes están sometidas a la exigencia continua. La presión, como decíamos antes, de un entorno severo, va configurando un patrón de pensamientos y emociones que gestiona cantidades altas de estrés y ansiedad, como también información vinculada a sus quehaceres.
Así, factores como el multitasking, el cambio de enfoque a cada momento, como también la necesidad de mantener la atención con mucha profundidad, la iniciativa y la creatividad continuas como expresiones de un recorrido profesional que debe potenciarse, se pueden observar en cada una de las profesiones.
A veces, y dependiendo de la actividad específica de cada uno, podemos encontrar más similitudes. Por ejemplo, un corredor de TC puede tener un gran parecido en cuanto a impulsividad comparado con un corredor de bolsa, que se enfrenta a dosis elevadas de adrenalina a cada momento.
O un jugador de ajedrez quizás se parezca bastante a un empresario que oficia de cerebro de una organización y que está apagando incendios diarios, dedicándose a rastrear escenarios o posibilidades novedosas y creativas para las próximas acciones corporativas.
Ambos utilizan mucho la creatividad, la paciencia y la contemplación profunda como estrategias claves para sus misiones.
Aspectos claves a entrenar
Ambos profesionales deben entrenar, inevitablemente:
La aceptación de un entorno intenso y demandante como parte del espacio que diariamente habitan.
La capacidad de discernimiento para saber dónde está el límite nocivo del tipo de actividad que realiza y poder detenerse antes de verse afectado.
Potenciar la atención sostenida y desalentar el multitasking que no tiene que ver estrictamente con el trabajo, desarrollando momentos de pausas conscientes y que brinden relajación.
Activar una conciencia sentida de cada toma de decisión y luego comportamiento a efectuar, esto es, no automatizar demasiado la tarea especialmente cuando se precisa conectar con los valores personales y el alcance de la acción en los demás.
Relativizar el éxito como sólo una parte del combo de la profesión, enfatizando mejores procesos, caminos más abiertos, tramas tejidas con intención, y no sólo resultados.
Mantener espacios de descanso y ocio creativo y vínculos fuera de los settings (entornos) competitivos.
Desarrollar un sentido del humor que le quite solemnidad y dramatismo a las exigencias del día a día.
Cultivar técnicas de control del estrés, la ansiedad, la incertidumbre y la frustración, que brinden un espacio de refugio y contención en momentos de gran intensidad.
Todos estos factores “blindarán” de una manera más eficaz tanto a deportistas como a profesionales. Aunque la dinámica de la vida, cada tanto en tanto (y como debe ser), les recuerden que son vulnerables y no super héroes.
buenavibra.es
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