Se acerca la Navidad. Uno de los elementos más tradicionales en estas fiestas es el clásico brindis con la botella de champagne (en su defecto cualquier otra bebida alcohólica sirve, pero seamos conservadores) y su no menos clásico descorche.
Pues bien, un grupo de científicos, físicos ellos, de la Universidad Técnica de Clausthal han logrado, tras un arduo estudio matemático, llegar a establecer la velocidad promedio a la que es lanzado un corcho de una botella de champagne.
Así que, el próximo 25, cuando lleguen las doce y los chicos comiencen con los fuegos artificiales, y estos se mezclen con los buenos deseos para el año próximo y el audaz de turno se ponga a descorchar la botella, ustedes podrán dar la nota y aportar el dato sabiondo al afirmar que saben a qué velocidad saldrá disparado el corcho.
Y es que, según los estudios realizados, el corcho saldrá disparado a una velocidad aproximada, (claro está dependiendo de la marca, la cosecha, el estado de conservación de la bebida, el entusiasmo puesto por el audaz para agitar el envase y la técnica usada para aflojar el corcho), de unos vertiginosos 40 kilómetros por hora.
Además, nuestros amigos de la Universidad Técnica de Clausthal han hecho más complejos cálculos en los que llegaron a la conclusión que en una familia tipo normal, en un living promedio y dada la habitual copiosa ingesta de alimentos con alto contenido de calorías que se da en estas fiestas, la velocidad del corcho es tal que no da tiempo al cuerpo humano para responder ante tal amenaza y ponerse a resguardo (agacharse o correr en otra dirección).
Cuando usted escuche el clásico ploc, el corcho habrá pasado muy cerca suyo o habrá ido a estamparse contra la lámpara más cara de la casa.
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