Te encuentras en un tira y afloja entre lo que tu mente trata de imponerte y lo que tu corazón quiere sentir. Y entonces no sabes bien qué hacer, ¿te guías por las emociones que te brotan desde dentro o racionalizas despacio la situación?
Lo cierto es que harías cualquier cosa por sentirte libre y feliz. Te dejarías llevar sin límites si supieras de verdad que eso es lo que necesitas. Sin embargo, no lo sabes. Tienes dudas de que tu corazón te lleve a un lugar donde no vayas a sufrir y por eso tu mente actúa para evitarlo.
A quién escucho? Te estás preguntando.
Pues es beneficioso para tu bienestar futuro que escuches a tu mente y a tu corazón. Sí, a los dos. Tanto uno como otro tienen cosas que decirte: cada uno tiene sus características propias y precias para comprender y actuar ante el mundo.
Cuando existe un conflicto entre mente y corazón, muchas personas tratan de posicionarse. Por un lado, hay quien cree que la razón es superior a los sentimientos porque dejarnos llevar por estos nos hace vulnerables. Por otro lado, algunos creen que la emoción es primordial para poder amar a los demás y el amor nos mueve.
Lo cierto es que todos tienen razón en parte. El ser humano se caracteriza por poseer razón y corazón y ambos forman un todo que no puede dividirse. Por separado, de hecho, son peligrosos: la mente usa la lógica pero olvida lo que sientes, el corazón te guía pero sin control puede equivocarse.
Si no sabes qué hacer, comenzar por escuchar a tu cabeza es una buena opción. Primero porque ella es la encargada de pensar, de argumentar y de establecer sensatez a tu ser más intimo. Segundo porque es tu mente quien pondrá el granito de cordura que te puede estar haciendo falta.
Lo que tu corazón tiene que decirte
Sin embargo, si no tienes más remedio que inclinar algo más la balanza hacia un lado, no dejes que tu corazón sea siervo de tu pensamiento. Recuerda que en la lógica no siempre está el acierto y que actuar sin estar en consonancia con lo que sientes te hará fallar. Es bueno que escuches lo que tiene que decirte.
Es posible que se le haya atribuido la propiedad de estar ciego y, no obstante, es la pieza de tu cuerpo que más sabe. ¿Has escuchado aquello de que la razón ignora lo que el corazón conoce de antemano? El corazón sabe sobre todo de adrenalina, de intuición, de desdicha, de amor y de fortaleza. Es él quien dará sentido a lo que hagas, aunque creas que no lo tenga.
La emoción es decisiva en un proceso racional. De hecho, dicen que son nuestros sentimientos los que marcan el camino, pero que es la cabeza quien escoge la mejor forma de situarnos en él.
Calma, oído, precaución
La calma, el oído y la precaución han de ser los compases de tus movimientos. Todo lo que necesitas para sentirte mejor y centrarte está dentro de ti. Lo cierto es que seguro que existe algún punto en el que estés de acuerdo con aquello que te confunde. Especialmente, ten en cuenta que no se puede predecir lo que va a ocurrirte, pero no debes permitir que una decisión te haga daño de antemano.
Consiste en llegar a armonizar aquella confusión en la que te encuentras. Lo conseguirás escuchando, estableciendo prioridades y valores que te acerquen hacia donde te quieres dirigir. No te servirá de nada dar la espalda a tu mente, pues irás sin frenos ante las circunstancias. Tampoco no atender al corazón, porque entonces nunca entenderás el motivo por el que avanzas en una dirección u otra.
lamenteesmaravillosa
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