La etimología de la palabra política tenemos nos conduce al latín “politicus” y de aquí al griego antiguo “politikós”, que significa “de los ciudadanos” o “del Estado”.
La utilización del término ganó gran popularidad en el siglo V a.C., cuando Aristóteles desarrolló precisamente su obra denominada “Política”.
Decantarse por un partido político es una decisión más emocional que racional
Nos mueven las emociones a la hora de votar?
La política “enciende” los ánimos.
Será porque nuestras inclinaciones políticas están vinculadas a nuestra propia fisiología? Así lo han determinado un equipo de investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) quienes analizando lo que denominan el “sesgo partidista”, han descubierto que nuestras afiliaciones políticas están arraigadas a nuestras propias emociones y fisiología, independientemente del contenido o programa del partido. Esto es, ser de un partido u otro sería una decisión más emocional que racional.
Los investigadores quisieron averiguar si inclinarse hacia uno u otro partido tiene un origen más intuitivo del que pensamos. Así, los científicos realizaron un experimento que medía la actividad del sistema nervioso simpático (responsable de la excitación afectiva) así como varios electrodos, incluido uno en el dedo índice para comprender mejor las respuestas fisiológicas de un grupo de voluntarios mientras observaban imágenes de logotipos de partidos. Los resultados revelaron que los participantes que se sentían partícipes de un determinado partido, tuvieron una reacción física medible al presentarles la imagen del partido en cuestión.
“Es difícil de medir los sentimientos, ya que a menudo implican una serie de factores inconscientes, pero por el uso de electrodos adheridos a la piel, podemos medir las reacciones fisiológicas del cuerpo y por lo tanto determinar las reacciones afectivas de una persona - independientemente de si la persona es consciente de la reacción o no”, aclara Michael Bang Peterson, líder del estudio.
En una segunda parte del estudio, los expertos mostraron a los voluntarios ocho propuestas políticas en el lado izquierdo de una pantalla y otras ocho propuestas en el lado derecho. Sin embargo, “encontramos que los sujetos que tuvieron una reacción fisiológica durante la primera parte del estudio mostraron mayor sesgo partidista en la segunda parte. Por ejemplo, una gran cantidad de sujetos que dijeron haberse identificado con el partido de izquierdas tendían a ser comprensivos hacia las propuestas del partido. Sin embargo, el hallazgo sorprendente fue sólo a los que se les mostró el logotipo del partido junto a las propuestas, mostraron una fuerte respuesta fisiológica hacia las propuestas de su propio partido pero no sin el logotipo”, explica Peterson a la revista PloS One donde fue publicado el estudio.
Así, las reacciones físicas del cuerpo fueron las que determinaron el grado de sesgo de los participantes, evidenciando que nuestra parcialidad aparentemente se deriva de reacciones emocionales instintivas y no racionales.
"Nuestros resultados sugieren que no todas las personas son igualmente influidos por la persona que presenta el mejor argumento. Las reacciones afectivas con los candidatos de los partidos influirán en el grado de su acuerdo con las propuestas defendidas por partidos políticos específicos - independientemente de la calidad de los argumentos presentes”, concluye Peterson.
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